lunes, 23 de junio de 2014

Son no fue suficiente

La República de Corea hizo este domingo en Porto Alegre una de las peores primeras partes de lo que llevamos de Copa del Mundo. Argelia le pasó por encima, le metió tres goles, Slimani fue demasiado para los centrales y los surcoreanos no les pusieron problemas. La República de Corea parecía aturdida, conmocionada, sin posible respuesta, pero, entonces, tras 15 minutos de descanso, también protagonizó una de las reacciones más inesperadas.
 
En la primera jornada quedó claro quiénes son los dos mejores jugadores de esta selección. No es difícil distinguirlos: ambos con el negro como color natural de pelo, pero con un tinte con diferentes tonos, con un castaño rojizo que por la parte superior se convierte en rubio, como si de transformados a Super Saiyajin se tratara para utilizar el máximo de su potencial. Ambos parten desde una posición bastante cercana, Son Heung-Min desde la banda izquierda y Ki Sung-Yong es el mediocentro -no posicional- del perfil izquierdo. Desde el comienzo, Son comenzó a coger protagonismo, agarró la pelota por dentro y se lanzó a conducir. Ki no tuvo tanta participación esta vez, pero fue clave al comienzo. Ambos se encargaron de producir uno de los mejores goles -aunque tal vez con algo de fortuna- de lo que llevamos de Copa. Ki mandó un balón larguísimo, y a Son se le ocurrió colocarse de espaldas para acomodarlo, se giró y, teniendo a Bouguerra detrás, con ese desparpajo que tiene amagó hacia ambos lados para acabar saliendo por la derecha, darse la vuelta y batir al portero. Con el 1-3 tuvo la suya Ki, soltando un zapatazo desde lejos, dejando muestras de su gran disparo, pero M'Bolhi fue capaz de mandarlo a córner. Son fue el mejor surcoreano. Y enseguida llegó el 1-4 en el que Ki no puede contener a Brahimi. Los cambios ayudaron, y podrían haberlo hecho más si no hubieran llegado tan tarde. Kim Shin-Wook entró a los 12' de la segunda parte pero su aportación fue tan buena que lo único malo fue no tenerla desde el principio. En poco más de media hora ganó más duelos por alto que nadie en este Mundial. Es clave en el 2-4, un balón largo de Kim Young-Gwon -un recurso varias veces utilizado- lo cabeceó, Son no pudo llegar a rematarlo, pero le cayó a Lee Keun-Ho que se lo puso a Koo Ja-Cheol para que lo empujara. Lee, en los dos momentos que ha tenido en las dos segundas partes, ha dejado un gol y una asistencias, participando en dos de los tres goles que ha metido sus selección en Brasil, los dos que se metieron cuando él estaba sobre el césped. Estos nos deja con la incógnita de cómo estaría ahora la República de Corea si Hong Myung-Bo no nos hubiese privado de sus participaciones desde el comienzo. En cualquier caso, Son fue el mejor surcoreano. Cada vez se fue más hacia dentro para tener más impacto en el juego, no se rindió, encontró espacio y huecos por el medio donde en la primera parte no los parecía haber, llegó, pisó área, lanzó los saques de esquina, las faltas, y acabó jugando detrás del punta, con Lee Keun-Ho y Ji Dong-Won en bandas. También representó la frustración cuando casi al final falló un pase al área y se tiró a golpear el césped, expresándose como ningún otro surcoreano. Son no fue suficientes. Pero la República de Corea no fue solo Son. Son no fue suficientes porque los demás recursos ofensivos no llegaron tarde. Tiene muy pocas posibilidades de pasar a la siguiente fase la selección que representa a la mitad sur de la península de Corea, pero al igual que cayó ante Argelia dando la talla y sin guardarse nada, queda esperar que si queda fuera de la Copa del Mundo lo haga de la misma manera.

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